Yo soy cómplice de la desaparición de los 43...
- Por: Arturo Garrido Bárcena
La desaparición forzada de cuarenta y tres estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero ha unido a los mexicanos en contra del actual “gobierno”. Este hecho de lesa humanidad ha evidenciado que el Estado Mexicano está al servicio de la oligarquía y que en asociación con la delincuencia organizada atenta en contra de ─la única razón de su existir─ los ciudadanos.
El insignificante alcalde del municipio de Iguala, Guerrero ─el centésimo quinto más poblado del país─ ha puesto de rodillas al desgobierno de Enrique Peña Nieto, dándonos a los mexicanos la valiosa oportunidad de derrocar a una minoría rapaz, para que el Estado Mexicano emerja de sus cenizas transformado en un Estado democrático que cumpla con sus funciones básicas ─procuración de bienestar social y la realización de justicia─
Los trágicos hechos ocurridos en Iguala y Cocula han provocado que la ignominia haya trascendido fronteras, colocando a los mexicanos como un pueblo donde la barbarie y la tiranía del más fuerte aniquila sin piedad a su contrincante.
Usted y yo formamos parte de este México bárbaro ─porque no crea que la no actuación intelectual y material en hechos como los sucedidos el 26 de septiembre nos exonera─ La indiferencia a los intereses de la colectividad delata nuestra culpabilidad y, nuestro sentido individualista nos hace corresponsables de que la corrupción sea el poder supremo que nos gobierna.
No permitamos que la desaparición de los 43 muchachos de Ayotzinapa se convierta en una anécdota más del estado de anarquía e impunidad que prevalece en México, provoquemos el cambio.
La base de esta transformación debe ser la sociedad civil, el gobierno organizado con la delincuencia jamás atentará en contra de sus intereses; si queremos que los que prevalezcan sean nuestros derechos, es necesario que el cambio sea ascendente, ya que en nuestra sociedad como en todas, los políticos son los menos, siendo los más la sociedad; misma que debe darse cuenta que los menos son un reflejo de los más, y que nunca será en sentido inverso. Por lo tanto si el anhelo es tener una mejor clase política, imperiosamente la sociedad debe desarrollar y cultivar las cualidades exigidas a los políticos; porque una vez enraizadas éstas en la sociedad, por decantación, aquellos de los que tanto nos quejamos, serán reflejo de nuestros logros, y no de nuestras carencias como ocurre en nuestros tiempos.
Luchemos por nuestro país protestando, evidenciando, señalando las injusticias, peleando hombro a hombro por el bienestar de nuestros hijos, ¿o acaso es usted indenme a hechos de injusticia como los sucedidos en Guerrero?
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