miércoles, 26 de septiembre de 2012


El modelo a seguir de EPN con Pemex, mejor imposible

Por: Arturo Garrido Bárcena


El pasado jueves 20 de Septiembre, el presidente electo Enrique Peña Nieto dio una excelente noticia, al declarar en Brasil, que Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá el modelo de Petroleo Brasileiro, S.A. (Petrobras).

Petrobras es una de las empresas de energía más importantes del mundo, en menos de cinco lustros ha pasado del lugar 27 al 3 en el ranking mundial; la empresa es la palanca impulsora de la economía brasileña.

El éxito de Petrobras se debe a varios factores, entre ellos: cuenta con alianzas estratégicas con las empresas petroleras más importantes del mundo, tiene un esquema regulatorio abierto, combinando a la participación privada, sin olvidar el nacionalismo; tiene una política fiscal agresiva que permite dejar fuera del presupuesto federal a Petrobras y cuenta con un sistema fiscal no confiscatorio de los recursos que genera, lo que le permite tener una agresiva política de inversión; además invierte en capacitación de recursos humanos, investigación y desarrollo tecnológico; el  Plan de Negocios de Petrobras está alineado con la política económica e industrial del Gobierno de Brasil.

En pocas palabras, los brasileños, vieron la oportunidad que les ofrecía el petróleo, escarmentaron de las carencias vividas, y se pusieron a aprender y a trabajar, con el propósito de aprovechar el negocio que les ofrece el petróleo, para impulsar la economía de todo el país.

Ahora bien, para que el deseo del presidente electo Peña Nieto se haga realidad, se deben hacer algunos pequeños cambios.

El primero: se tiene que abandonar la visión mexicana de apreciar al petróleo como símbolo sagrado de la soberanía nacional, para verlo como un gran negocio detonador de desarrollo que se debe aprovechar antes de que se acabe físicamente o las nuevas tecnologías lo vuelvan obsoleto.

El segundo: Pemex debe dejar de ser la caja chica del gobierno. Todos los hoyos financieros, en lugar de corregirlos, se solucionan echando mano al barril sin fondo que hasta ahora ha representado para la economía nacional el petróleo; el fruto de la paraestatal se convierte en gasto corriente, lo cual no le aporta nada al futuro de México.

El tercero: Pemex debe transformarse en una empresa pública, capaz de hacerse de socios y capitales que le permitan obtener el mayor rendimiento de la explotación de este recurso.

El cuarto cambio debe ser el transparentar a Pemex, de tal manera que los socios potenciales tengan acceso a la información necesaria para decidir si invertir o no en la compañía.

El quinto cambio tiene que ser con todo lo referente al sindicato, el cual goza de infinidad de arreglos, contratos y prebendas, los cuales hacen inviable que cualquier inversionista se interese en trabajar con semejante coto de poder. El sindicato si que puede presumir ser dueño de Pemex.

Como puede apreciar, los pocos cambios que se necesitan, más bien son —Reformas Estructurales: Reforma Energética, Reforma Fiscal, Reforma Constitucional, Reforma por la Transparencia y Reforma Laboral.

Habrá comprendido Enrique Peña Nieto el alcance del reto de seguir el modelo brasileño, porque si lo dijo como una sincera intención, una de dos, o va a ser un súper presidente un verdadero estadista o no tiene ni la más remota idea de lo que su deseo involucra, ¿Cuál de las dos opciones cree que sea la buena?








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